Hoy he pasado vergüenza. Hacía mucho mucho tiempo que no veía a una amiga. Teníamos mucho que contarnos. Yo con ella vocalizo más. Nadie me enseñó nunca el lenguaje de signos. Fui cómoda y tampoco me preocupé por ello. Hablamos de una escritora, me dijo que no la conocía. Nos despedimos. Llegué contenta a casa y le mandé por wasap la imagen del libro de esta escritora. Al momento recibí contestación... "es uno de mis libros favoritos" "no había entendido", "aprende el dactilológico para apoyarte en la comunicación". Me quedé a cuadros, ¿dactilológico?. He aquí, pincha. Inculta de mí. Que no le pase a nuestros hijos. Y además hoy es el día de esa lengua. Más vergüenza aún.
Para el curso que viene un poco de práctica con el dactilológico en el Instituto. O acaso estos días con exámenes ya finalizados. ¿Por qué no?. Somos tantos y tan variados que la uniformidad asusta.
Au revoir...y yo, a estudiar.
Comentarios
Publicar un comentario